Quinta muerte en Euskal Herria en 2008 por violencia de género.
Una mujer de 26 años muere a manos de su marido en Santurtzi
Agentes de la Ertzaintza encontraron en su domicilio de Santurtzi el cuerpo sin vida, atado de pies y manos, de una mujer de 26 años que presentaba signos de violencia. La Policía autonómica se desplazó hasta el lugar después de que una llamada, de una persona cercana a la pareja, alertara de la posible comisión del delito. El marido de la víctima fue arrestado tras reconocer su implicación en los hechos. Con ésta, son ya cinco las mujeres muertas este año.
Esta vez, el cuerpo sin vida de una mujer de 26 años fue encontrado por agentes de la Ertzaintza en un piso de Santurtzi con aparentes signos de violencia, ya que estaba atado de pies y manos, y en la cocina se localizaron diversos rastros de sangre. El marido de la víctima fue detenido por la Policía autonómica después de admitir su implicación en los hechos. Ayer, Interior no facilitó la identidad de ninguno de los dos.
Según el Departamento de Interior de Lakua, el hallazgo tuvo lugar pasadas las 16.00 y después de que una persona cercana a la pareja informara a la Ertzaintza de la posible comisión del delito.
Los agentes desplazados hasta el número 10 de la calle Ramón y Cajal de la localidad vizcaina pudieron acceder a la vivienda después de que se personara el propio marido de la víctima y facilitase las llaves de la casa a los ertzainas.
El cuerpo sin vida de la mujer se encontraba en el interior del domicilio con los pies y manos atadas, y en la cocina se localizaron restos de sangre, según informó Lakua. No fue hasta las 20.00 cuando los servicios funerarios trasladaron el cuerpo, para realizarle la autopsia.
Según las primeras investigaciones y, tras reconocer el marido su implicación en los hechos, la Ertzaintza detuvo a la pareja de esta mujer, de 32 años y vecino de Santurtzi, por un presunto delito de homicidio.
el asesino ya tenía dos denuncias por malos tratos de su anterior pareja y una orden de alejamiento.
Agentes de la Ertzaintza encontraron en su domicilio de Santurtzi el cuerpo sin vida, atado de pies y manos, de una mujer de 26 años que presentaba signos de violencia. La Policía autonómica se desplazó hasta el lugar después de que una llamada, de una persona cercana a la pareja, alertara de la posible comisión del delito. El marido de la víctima fue arrestado tras reconocer su implicación en los hechos. Con ésta, son ya cinco las mujeres muertas este año.
Esta vez, el cuerpo sin vida de una mujer de 26 años fue encontrado por agentes de la Ertzaintza en un piso de Santurtzi con aparentes signos de violencia, ya que estaba atado de pies y manos, y en la cocina se localizaron diversos rastros de sangre. El marido de la víctima fue detenido por la Policía autonómica después de admitir su implicación en los hechos. Ayer, Interior no facilitó la identidad de ninguno de los dos.
Según el Departamento de Interior de Lakua, el hallazgo tuvo lugar pasadas las 16.00 y después de que una persona cercana a la pareja informara a la Ertzaintza de la posible comisión del delito.
Los agentes desplazados hasta el número 10 de la calle Ramón y Cajal de la localidad vizcaina pudieron acceder a la vivienda después de que se personara el propio marido de la víctima y facilitase las llaves de la casa a los ertzainas.
El cuerpo sin vida de la mujer se encontraba en el interior del domicilio con los pies y manos atadas, y en la cocina se localizaron restos de sangre, según informó Lakua. No fue hasta las 20.00 cuando los servicios funerarios trasladaron el cuerpo, para realizarle la autopsia.
Según las primeras investigaciones y, tras reconocer el marido su implicación en los hechos, la Ertzaintza detuvo a la pareja de esta mujer, de 32 años y vecino de Santurtzi, por un presunto delito de homicidio.
el asesino ya tenía dos denuncias por malos tratos de su anterior pareja y una orden de alejamiento.
el silencio es complicidad y el apoyo....
el siguiente texto en azul es un cacho de la noticia extraida del correo. sus vecin@s son complices y su "compañero de trabajo" debiera de ser juzgado.
La relación parecía tempestuosa. Las discusiones eran «continuas» entre ellos. «Se oía jaleo cada dos por tres, un día estuvimos a punto de llamar a la Policía, pero de repente se callaron», explicaba ayer una joven que lleva viviendo un año con su novio en el bloque de viviendas. A la víctima apenas se la veía por la calle. Llamaba la atención porque «usaba pelucas». Un día que salió confesó a un comerciante que él «la tenía encerrada». Cuando Iván P. se marchaba, atrancaba con llave y si alguien llamaba al timbre, jamás abría la puerta. Sólo a sus padres, que usaban una especie de contraseña. Algunas voces comentaban ayer que tenía hasta una clave secreta para acceder al domicilio.
El homicidio pudo perpetrarse alrededor de las once de la mañana. A esa hora se escuchó «un grito raro», describía una vecina. Otros residentes oyeron «como si se rompiera un cristal y después, llorar a la criatura». El cadáver fue encontrado boca abajo sobre la cama, con los pies y las manos atados con cuerdas, según indicó el Departamento de Interior.
Sangre en la cocina
Después de cometer el crimen, Iván P. llamó a un amigo que «trabajaba para su empresa», según su propia declaración ante la Ertzaintza. A este conocido le confesó por teléfono que había matado a su mujer y le pidió que le ayudara a deshacerse del cadáver. Había pensado incluso la forma de hacerlo: quería meter el cuerpo en una maleta y despeñarlo después con el coche para que pareciera un «accidente», indicaron fuentes de la investigación. El joven llegó a desplazarse hasta el domicilio pero, al entrar en la vivienda y ver los pies atados de la mujer, se asustó y decidió avisar a la Policía. La Ertzaintza tuvo la primera noticia del crimen alrededor de las tres y media de la tarde.
Cuando llegaron a la dirección indicada los primeros agentes -les costó encontrarla porque el testigo no vive en Santurtzi y no conocía bien las calles de la localidad vizcaína-, llamaron al timbre. Nadie contestaba. De repente, apareció en su coche Iván P. Los agentes le identificaron y le pidieron que les dejara entrar en su domicilio. Extrañamente, no puso reparo alguno. En pocos minutos, el presunto homicida se derrumbó delante de los ertzainas y terminó confesando que había estrangulado a su mujer. Después de delatarse, les entregó las llaves del piso.
El homicidio pudo perpetrarse alrededor de las once de la mañana. A esa hora se escuchó «un grito raro», describía una vecina. Otros residentes oyeron «como si se rompiera un cristal y después, llorar a la criatura». El cadáver fue encontrado boca abajo sobre la cama, con los pies y las manos atados con cuerdas, según indicó el Departamento de Interior.
Sangre en la cocina
Después de cometer el crimen, Iván P. llamó a un amigo que «trabajaba para su empresa», según su propia declaración ante la Ertzaintza. A este conocido le confesó por teléfono que había matado a su mujer y le pidió que le ayudara a deshacerse del cadáver. Había pensado incluso la forma de hacerlo: quería meter el cuerpo en una maleta y despeñarlo después con el coche para que pareciera un «accidente», indicaron fuentes de la investigación. El joven llegó a desplazarse hasta el domicilio pero, al entrar en la vivienda y ver los pies atados de la mujer, se asustó y decidió avisar a la Policía. La Ertzaintza tuvo la primera noticia del crimen alrededor de las tres y media de la tarde.
Cuando llegaron a la dirección indicada los primeros agentes -les costó encontrarla porque el testigo no vive en Santurtzi y no conocía bien las calles de la localidad vizcaína-, llamaron al timbre. Nadie contestaba. De repente, apareció en su coche Iván P. Los agentes le identificaron y le pidieron que les dejara entrar en su domicilio. Extrañamente, no puso reparo alguno. En pocos minutos, el presunto homicida se derrumbó delante de los ertzainas y terminó confesando que había estrangulado a su mujer. Después de delatarse, les entregó las llaves del piso.
En el caso de Santurtzi, además, no es la primera vez que el pueblo es golpeado por este tipo de hechos. En noviembre de 2004, dos chicas morían abrasadas después de que un joven de 16 años prendiera fuego de manera intencionada a la chabola de madera en la que se encontraban. Las investigaciones apuntaron a que se trató de una agresión de carácter sexista.
En abril pasado, el Área de Igualdad con el que cuenta el Ayuntamiento informó de que el 71% de las mujeres atendidas en este servicio en 2007 habían acudido a él por razones de violencia machista. En total, 59 mujeres, de entre 30 y 50 años, pidieron asistencia social por esta razón. Además, durante ese mismo año, en Santurtzi, hasta 24 mujeres debían ir siempre con su teléfono antipánico que les conecta con Cruz Roja.
En abril pasado, el Área de Igualdad con el que cuenta el Ayuntamiento informó de que el 71% de las mujeres atendidas en este servicio en 2007 habían acudido a él por razones de violencia machista. En total, 59 mujeres, de entre 30 y 50 años, pidieron asistencia social por esta razón. Además, durante ese mismo año, en Santurtzi, hasta 24 mujeres debían ir siempre con su teléfono antipánico que les conecta con Cruz Roja.
erasotzaileei aurre egin!!
además este mismo fin de semana se han denunciado otras dos agresiones machistas a mujeres. el viernes de madrugada en el casco viejo de gasteiz y otra el sábado en la calle iturribide de bilbao.
aski da!
1 comentario:
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